Tengo un pedacito de alma
que se me va cada tanto
y vuelve
cantando la Huaja
a los tejados.
Para mí, sigues siendo la polilla
de ojos amarillos
y la piel entre mantitas.
Aún sobre la cuna,
dormida en el ruido
volviendo del jardín,
y llorando a golosinas.
Tu infancia de Scouts y marinera.
Tu risa, paraguas para lágrimas.
Tus sueños en Lima y el drama.
Tu corazón, océano de panteritas.
¿Una canción? Kanaku o María Laura.
Y recuerda siempre, pequeña:
Mami ya viene.
Llama a papá.
Te amo.
Necesito la cámara.
Mira a los gatos.
Y avísame cuando llegues a casa.